12 de Octubre:
Bueno... pues menuda fecha, ¿no?
Normalmente, voy publicando entradas
porque “viene a cuento”, o a “Santo de”... como en el caso de
San Francisco de Borja.
Así, hoy la verdad es que me encuentro
yo en una situación de duda: ¿A qué le dedico yo la entrada del 12
de Octubre?
Podría volver a la Corona de Aragón
como hice en la última entrada a propósito de las Armas del Reino
de Valencia, para buscar las representaciones de la Virgen del Pilar
en Sevilla y su presencia Heráldica, que la tienen; pero ya me he
cansado de palos (heráldicos de gules, de los otros aún me quedan
muchos por llevarme, seguro) por el momento. Además, a éste blog
seguro que le queda mucho tiempo de vida y quedarán otros Días del
Pilar en que pueda cumplir debidamente.
Podría hacer un recorrido por los
Escudos de España que se pueden encontrar por toda la geografía
arquitectónica Sevillana, que los hay de todos los tipos y todas las
épocas. Pero precisamente por ello, voy a dejarlos para otras
fechas, para darles a cada uno su mención debida.
Podría pegarle un repaso a muchas
cosas, pero como estoy aún en los albores de este Blog, seguiré las
leyes consuetudinarias de la Heráldica: quedar en los orígenes.
En los orígenes, la Heráldica era un
método de identificación completamente personal. Cada Caballero,
cada Persona, tenía sus Armas. Después, los Nobles dieron sus Armas
a sus Señoríos y con ello nacieron los Escudos Locales; los Reyes
se las dieron a sus Realengos y con ellas nacieron los Escudos Reales
y Nacionales. Pero la Heráldica, en origen, es Gentilicia, Personal.
De ahí el sobre nombre de la “Ciencia Heróica” con el que la
denominamos los que nos consideramos, en mayor o menor medida,
Heraldistas.
Así que, en los orígenes, éste día
es Histórico por la gesta de varios hombres, unos cientoveinte en
realidad, todos y cada uno de ellos Héroes que pueden consultarse en
éste enlace:
Pero quien en su momento puso mayor
empeño y convenció a aquellos intrépidos marineros, comandados por
unos avezados navegantes del Reino de Sevilla, ahora provincia de
Huelva, los Hermanos Pinzón, en una flotilla propiedad de Juan de la
Cosa, fue quien finalmente llevó la fama.
Algo de lana también cardó, desde
luego, hasta llegar a ser una de las figuras más importantes de la
Historia.
Cristóbal Colón puso pie en tierra
un 12 de Octubre, de 1492 exactamente, avisado por la garganta de un
Sevillano, Rodrigo de Triana, y dio con ello comienzo a la época de
mayor esplendor de la Cultura Hispánica y concretamente de la Ciudad
de Sevilla, en la que, aunque no volvieron a plantar su Trono los
Reyes como los de la Dinastía Borgoña (de San Fernando a Pedro el
Justiciero -un Castro no puede aceptar lo del Cruel, y un Sevillano
no debería hacerlo), sí fue Centro del Mundo, ya no del Mundo
conocido, sino del Mundo “mundial”, que diría un niño chico.
Tanto fue así que aquí se halla la
Milla Cero del Mundo, de la que, gracias a que a Colón le dio por
largar velas a poniente, partieron años después Magallanes y Vasco
de Gama, pero eso es otra Historia...
Cristóbal Colón, o Cristóforo Colombo, dicen que descansa entre estos dos mundos. Las pruebas
forenses que hace años pretendían terminar con la polémica de la
situación de los restos del Gran Almirante terminaron siendo otro
lazo de unión entre Todas las Españas, las Primigenias
Peninsulares, y las Americanas. Su cuerpo se trasladó de la Catedral
de Santo Domingo a la de Sevilla, sí... pero no del Todo. Una parte
de los restos mortales de Colón se encuentran en aquél otro Túmulo.
Desde el momento en que inicié éste Blog venía deseando rendirle
mi homenaje a aquél hombre, como queda clara en la imagen que he
escogido como cabecera del mismo.
Cristóbal Colón llegó también a
los pies del Trono de los Reyes de Castilla y Aragón, a puntito de
ser de España, en una época en la que despuntaba la modernidad. Es
el vivo ejemplo de una Clase, la Burguesía, que sin el marchamo de
los Nobles ni los Hidalgos, consiguió, con sólo su esfuerzo,
ponerse al lado de los Reyes. Hoy sin casi esfuerzo, sólo con
desverguenza, cualquier hijo de nadie o de a saber quién se hace
rico, pero los Honores no se ganan con dinero, y la época de
nacimiento de la burguesía, de la que Colón puede ser el mayor
exponente, vio muchos como él ganarse honores al tiempo que fortuna.
Como villano extranjero,
sin privilegios de Sangre,
desconocido el Blasón,
aquél bueno de Colón
fue a pies de Sus Majestades
De Castilla y Aragón
nuestros Católicos Reyes
respondieron a Colón
con una ristra de Leyes.
Capitulaciones regias,
soberanas encomiendas
y promesas de una hacienda
si cumpliera la proeza.
Y allá fue Colón, constante,
galardón de suerte impávida,
a refugiarse en la Rábida
hasta tener lo bastante
con lo que armar una flota
y partir -locura loca-
a donde no hay más levante.
Volvió con oro y noticias
de una civilización extraña.
Creyó venir para España
con el Camino a las Indias...
Y dejo ya de versar, una afición
exigente como para que un penitente servidor quiera arrogar.
Con el oro que se trajo, Colón ganó
un reconocimiento sobradamente merecido que perdura y perdurará los
Siglos. No sólo conquistó una Tierra para un Reino, uno más de los
que había desperdigados por la convulsa Europa del Renacimiento,
sino que abrió la conciencia global a un concepto completamente
novedoso del mundo. El mundo ya no terminaba en el Mar, el mundo era
completamente Nuevo... y aquél concepto, del Nuevo Mundo, le dió un
Lema, también Rimado, que terminó por componer, por sí mismo, el
Escudo:
“Para Castilla y León, Nuevo Mundo
vio Colón”
Uno que se lo pregunta todo, atendiendo
a la métrica de la rima, y teniendo en cuenta la situación política
del momento histórico, y más aún, atendiendo a que el que vio la
Tierra fuera nuestro paisano Rodrigo, le resulta más posible otra
versión que también se conoce:
“A Castilla y Aragón, Nuevo Mundo
dio Colón”.
Ciertamente más exacta: Colón no se
limitó a ver el Mundo, sino que lo Tomó para sus Patrocinadores,
que no era sólo Isabel, Reina de Castilla y León, sino también
Fernando, Rey de Aragón, que de hecho, por aquellas fechas, era el
que realmente tenía el poderío económico, territorial y político.
El Blasón que fue concedido a
Cristóbal Colón sufrió, no mucho después, una brisura importante.
Si primeramente disponía en Cuarto Cuartel el Antiguo Blasón de su
Familia (en oro bnda de azur y jefe de sinople) fue despuéss
sustituido por cinco anclas, y complementadas las islas de oro en
ondas de plata con una orilla, representando que se había
descubierto finalmente el Continente Americano, pero en un
desbarajuste Heráldico importante.
En el Monasterio de la Rábida, al que
no hace mucho realicé una visita de la que guardo un recuerdo
bellísimo -estar donde la Civilización Hispánica y Europea, así
como el Cristianismo, se lanzó a conquistar el Mundo, es una
sensación estremecedora- y una fotografía: la del Blasón de
Cristóbal Colón, el hombre que, nada más y nada menos, descubrió
América.
PD- Feliz Fiesta a todos los que, si
leen estas líneas, entienden lo que digo. Dadle las gracias a aquél
marinero de Poniente.