domingo, 6 de octubre de 2013

Las Armas de Navarra

Tal día como hoy, hace nada más y nada menos que casi Ochocientos años (799 para ser exactos, me adelanto un año porque no quiero esperar 365 días para escribir esta entrada) murió en Ávila el Rey Alfonso VIII de Castilla, llamado el de Las Navas, al haber sido el principal comandante de la Coalición de Reinos Cristianos contra el Califa Miramamolín, líder de los Almohades que no hacía mucho habían terminado de invadir Al-Ándalus. Hay que recordar muy por encima, que Ál-Ándalus había sido un “imperio” sin calidad de tal, con gobierno musulmán pero de población mayoritariamente Cristiana, los llamados Mozárabes, hasta la llegada de los Almohades, que podríamos considerar como los Salafistas o Fundamentalistas Islámicos de la época.

Al predicar Inocencio III la Cruzada contra el Imperio Almohade en el Sur de la Península Ibérica, los Reyes de Aragón, Pedro II, y de Navarra, Sancho VII, llamado el Fuerte, probablemente el Mas Grande de los Reyes Navarros, se unieron a la empresa de Alfonso VIII por la Reconquista, dando lugar a la enorme Batalla de Las Navas de Tolosa. Junto a las españolas órdenes de Santiago y Calatrava, se unieron también las órdenes de Malta y el Temple.

De aquella batalla, cuyo fin histórico resultó el debilitamiento del Imperio Almohade que facilitó la incursión de los Castellanos en los territorios controlados por el Islam, surgió también la Leyenda de Las Cadenas de Navarra.

La Leyenda es tal pues, si bien hoy se identifican completamente, el origen no es ni claro ni el todo creíble. Resulta que el Rey que nos ocupa era el Jefe de los demás (ta empezaba Castilla a querer ponerse a la cabeza de todo, ésto no es de antesdeayer...) sin embargo, quien brisó sus armas con motivo de la Batalla fue Sancho de Navarra... ¿y eso?

Pues cuenta la Leyenda que las tropas de Cruzados comandadas por el Rey Navarro -puede que ya al grito de Dios y Rey- rompieron las cadenas que rodeaban la Tienda de Campaña del Califa y arrebataron del turbante de aquél una esmeralda, que desde entonces figuran en las Armas Reales de Navarra.
fotografía de la Plaza de España del amigo Juan Manuel Jiménez, del Blog Sevilla Daily Photo

Y vamos a la harina: en la Plaza de España, como no, aparece no una sino varias veces el escudo de Armas de aquél primigenio Reino, Madre de Euskalherría pese a quien pese de un lado y otro, con sus correspondientes cadenas. Una porción de las, supuestamente, originales, se conservan en Roncesvalles, adonde fueron llevadas desde el Sagrado Templo de Iratxe, a las faldas del no menos Sagrado Montejurra (si alguien que vaya leyendo ésto sabe por donde andan mis tiros, ya sabe, DPFR) y son las que han dado diseño al actual escudo oficial de la Comunidad Foral de Navarra.

Pero vayamos a la Historia en lugar de a las Leyendas: Al ser el Reino de Navarra uno de los más antiguos de Europa, vuelta al pese a quien pese, llevaba también una de las Armas más simples. Los escudos Plenos, o Rasos, son aquellos que sólo estan compuestos por un esmalte o un metal, sin pieza ni mueble alguno. Las Armas de los Reyes de Navarra fueron en un principio un escudo y estandarte de Gules, liso, sin nada. Tiempo después, como Escudo de Batalla, fue reforzado con una Bloca, esto es, una pieza de metal en forma de dos cruces sin otra finalidad que la práctica, de endurecer aún más el Arma Defensiva.
Escudo de Navarra en la Plaza de España, fotografía del Blog Leyendas de Sevilla

Quiso la casualidad que, siglos después, cuando se creara el cuartelado que debería servir como representación de la Comunidad Autónoma Vasca, en principio fuera a llevar en cuarto campo las cadenas de Navarra. Al ser dividida Euskalherría en dos unidades administrativas distintas, Euskadi y Navarra, se eliminaron las cadenas de éste escudo, quedando un campo de gules liso. No es, pues, que no esté Navarra en el escudo Euskaldún, sino que está en su máxima pureza.

Así pues, la imagen de éste escudo, con ésta Bloca, pudo ser identificado con las cadenas que, efectivamente, rompieron los bravos navarros (guipuzcoános y alaveses incluídos, sólo el Señorío de Vizcaya estaba entonces en territorio castellano) y, es verdad, pudieron ser colocadas, pero a modo de bordura, entorno al mueble ya representado. Con el tiempo, una alteración daría lugar a la representación que hoy conocemos. Sí es más probable que la Esmeralda hubiera provenido completamente de la Batalla de las Navas, ya que en el escudo anterior no había ningún elemento siquiera parecido.
Fotografía de la Puerta de Navarra de la Plaza de España, del blog Leyendas de Sevilla

Habría que señalar también que Sancho VII tuvo por Armas Personales, durante todo su reinado (ni rastro de las cadenas, oiga...) un águila de Sable, como Sello, que fue dispuesto sobre el tradicional campo de Gules del Reino. El llamado en euskera Arrano Beltza (águila negra) que hoy se representa normalmente en una bandera amarilla, más parecida al estandarte del Sacro Imperio Romano Germánico, pero que más correctamente, desde un punto de vista historicista y heráldico, debería venir en un paño rojo, como el Blasón Pleno de Gules de la Vieja Nafarroa.


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